Definitivamente no quedan hombres como los de antes. El Domingo se ponían el traje, iban a misa, y luego a pasear envueltos en una espesa nube de este inconfundible e inexplicable aroma, a ver si caía alguna incauta que posteriormente se convirtiera en nuestra madre. Ahora lo siguen vendiendo y no falla, si te lo echas, las chicas ni te miran.