La Nancy era La Muñeca. La que todas la chicas querian tener. No era tan pre-infantil como la Barriguitas ni tan pijaza como la Barbie, era normal, como ellas mismas, accesible. Incluso a los chicos nos caía mejor que las demás y no le amputábamos las extremidades en nuestras incursiones a la habitación de nuestras hermanas, como hacíamos con las demás.